La “fatiga” se define como la carencia de energía o sensación de cansancio. La “somnolencia”, por su parte, se caracteriza por inatención, frecuentes periodos de sueño en el día y un esfuerzo por mantenerse despierto.

Cuando no tenemos contacto con la fuente de energía, estamos descargados, así como sucede cuando un teléfono celular no se conecta a la energía eléctrica, entonces se descarga y por ende deja de funcionar. 

El ser humano sin Dios está desconectado espiritualmente, cansado y con sueño espiritual, no puede disfrutar, ni experimentar la vida de Dios. 

Hoy día se ofrecen muchas imitaciones de fuentes de energía, que pretenden recargarnos. Pero no cualquier fuente es la correcta. Dios ha dispuesto la verdadera fuente de energía, ⚡ Jesucristo, quien nos vuelve a conectar con Dios, cuando creemos en Él experimentamos la vida que viene de lo alto, disfrutamos la vida de Dios y volvemos a funcionar.

Por supuesto, si queremos permanecer cargados, debemos ir frecuentemente a la fuente de energía.