Inteligencia emocional
Se conoce como inteligencia emocional a aquella capacidad del ser humano de reconocer, entender y gestionar las emociones propias y de las personas que lo rodean.
Por su parte, la Biblia nos enseña que el desequilibrio emocional del ser humano, viene como resultado de la pérdida del relacionamiento con Dios.
Para entenderlo mejor debemos saber que:
- El ser humano creado por Dios está compuesto por 3 partes: espíritu, alma y cuerpo.
- Las emociones ocurren en el ámbito del alma.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23).
También, debemos saber que antes de perder la relación con Dios, el ser humano era un ser espiritual que administraba un alma y habitaba en un cuerpo, luego de perder la relación con Dios, el ser humano se convirtió en un ser con un alma gobernada por los sentidos del cuerpo y un espíritu muerto. Dicha separación o muerte espiritual generó conflicto interior consigo mismo, con el prójimo y con el ambiente.
En su propio desconocimiento, el ser humano inventa formas de reconocer, entender y gestionar las emociones propias y de las personas que lo rodean, sin lograr entender que no lo puede hacer separado de Dios.
A su vez, Dios desea que a través de Jesucristo, el único camino al Padre, volvamos a tener relación con Él.
¨Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.¨ (Juan 14:6)
Al creer en Jesucristo, Dios envía su Espíritu Santo a morar en nosotros y nuestro espíritu vuelve a vivir. El Espíritu Santo viene a introducirnos de nuevo a un relacionamiento de vida con Dios, lo cual traerá el restablecimiento de la armonía y la paz interior, requisitos indispensables para el desarrollo de un hombre emocional estable que es según el diseño original de Dios.
La inteligencia emocional de un hombre restaurado, trae como resultado toda gestión de un hombre que aprende a relacionarse con Dios, consigo mismo, con el prójimo y con su ambiente.