Prevención de la pérdida auditiva 👂
Con el paso del tiempo, es normal que suframos un desgaste en nuestros sentidos, vista, oído, olfato, gusto y tacto. Además, al exponernos a determinadas circunstancias, puede resultar en un desgaste acelerado. En el caso del oído, si existe una exposición a sonidos fuertes, puede dañar de forma permanente las células pilosas que se encuentran en el oído interno, lo que causa la pérdida auditiva.
De la misma manera, los ruidos cotidianos pueden ser fuertes. Por ejemplo, el sonido de la lavadora puede llegar a los 70 dB y una cortadora de césped puede llegar a los 90 dB. Teniendo en cuenta que 85 dB es el punto aproximado en el que la exposición prolongada puede causar daño auditivo irreparable, es de suma importancia prestar atención a la exposición de ruidos cotidianos y tomar decisiones en pro de nuestro bienestar físico.
En Su Palabra, Dios nos dice que aunque es natural que nuestros sentidos se vayan desgastando, no es natural que sea de la misma forma en nuestro interior, al contrario, nuestro interior debe ir renovándose, creciendo y avanzando.
2 Corintios 4:16 “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Dios nos promete ir renovando nuestro interior de día en día, lo cual se expresa en paz, paciencia, amor, gozo, amabilidad, compasión, etc. Hasta el punto de reflejar el carácter de Dios y servir al prójimo por amor. Y no solo esto, sino que cuando estemos junto a Dios, todo aquello que haya sido transformado en nosotros mientras estuvimos aquí en la tierra, será eternamente recompensado.